LA ORBEA DE SEVERINO

miércoles, 3 de junio de 2015

La bicicleta en Galicia fue un vehículo de transporte importante, pero que en cuanto perdió su utilidad, cayó en el olvido y en el desprecio....así cientos de bicicletas fueron vendidas por peso a chatarreros, y tan solo algunas han sobrevivido, quizá por suerte porque se olvidaron de ellas....de esas supervivientes, raras son las que no fueron despiezadas por un niño, o para sacar provecho para alguna chapuza, etc......de ahí que la mayoría tengamos que tirar de piezas réplicas (ruedas, sistemas de frenos,....) otro problema que nos condiciona es el elevado precio de re-cromar las piezas originales, ya que la cercania del mar y la constante humedad hacen estragos en cromos y niquelados


Hay algo que me encanta de mi trabajo, ser cómplice de sorpresas, y ver la cara de los que prenteden darla cuando vuelven a recoger la bici:
-Esta es la bici que te dimos?!?!
-En serio?!?
-Quien la ha visto y quien la ve!


En este caso, la sorpresa se la quería dar un cliente y amigo a su padre, recogiendo lo que quedaba de su vieja Orbea, que en su día fuera pintada a brocha con un verde oliva su color favorito, para tapar los desconchones y oxídos.
Como siempre, unas buenas horas desmontando con paciencia, chorreo, pasta, aparejo y pintura, en este caso un verde similar al que le enamoró en su día a Severino.
Por suerte en este caso conservaba los guardabarros (se solían tirar cuando se abollaban y rozaban con la rueda), a los que hubo que dar un poco de forma y amor.
Como ya estamos acostumbrados, y probablemente porque en su día soportó mas peso del que debiera, y pedaleó muchos caminos de cabras, estaba soldada, en ese caso por la pipa, al lado del racor donde sólo nos pudimos limitar a disimularlo en la medida de lo posible, ya que no se puede rascar mucho en esas soldaduras de "ferreiro".





Teniendo un presupuesto limitado y una fecha límite, optamos por unas bielas nuevas ya que además de podridas las antiguas tenían los dientes muy gastados y darían problemas. Aunque en este caso teníamos un manillar, había sido pintado lo cual complicaba mucho a la hora de pulir, ya que como pasa en estos casos fué lijado en su día (para que agarrase la pintura) y por si fuese poco no teníamos sistema de freno por lo que también tuvimos que recurrir a una réplica. (aunque no lo parezca da el doble de trabajo en adaptar y ajustar) a la que le pusimos sus puños de madera después de haberlos extirpado del anterior manillar con el cuidado de un cirujano para que no rompiesen.



Aunque se podrían reconstruir las viejas ruedas, el ciente manda, y no estaba dispuesto a pagar el coste de des-radiar, cromar y radiar de nuevo, por lo que optamos una vez mas por réplicas actuales, de la misma forma que para el sillín, el resto de tornillería fue guardada y pulida que le da un aspecto curioso al verse el acero con la bonita pátina.
Una vez mas para los mas puristas, esto no será una restauración, al meter tantas réplicas, pero pronto sacaremos alguna en la que hemos conseguido bicis enteras y en un estado donde resulte razonable restaurar.









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